domingo, 13 de octubre de 2013

El buscador

Esta es la historia de un hombre al que yo definiría como buscador.

Un buscador es alguien que busca. No necesariamente alguien que encuentra. Tampoco es alguien que sabe lo que está buscando. Es simplemente alguien para quien su vida es una búsqueda.

Un día un buscador sintió que debía ir hacía la ciudad de Kammir. Él había aprendido a hacer caso riguroso a esas sensaciones que venían de un lugar desconocido de sí mismo, así que dejó todo y partió. Después de dos días de marcha por los polvorientos caminos divisó Kammir a lo lejos. Un poco antes de llegar al pueblo, una colina a la derecha del sendero le llamó poderosamente la atención. Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de valla pequeña de madera lustrada... Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar en ese lugar. El buscador traspasó el portal y empezó a caminar lentamente entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar entre los árboles. Dejó que sus ojos vagaran por aquella peculiar estampa, eran los de un buscador, quizás por eso descubrió sobre una de las piedras aquella inscripción... "Abedul Tare, vivió 8 años, meses, 2 semanas y 3 días". Se sobrecogió un poco al darse cuenta que esa piedra no era  simplemente una piedra, era una lápida. Sintió pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en ese lugar...Mirando a su alrededor, el hombre se dio cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción, se acerco a leerla, esta decía: "Llamar Kalib vivió 5 años, 8 meses y 3 semanas". El buscador se sintió terriblemente conmocionado. Este hermoso lugar era un cementerio y cada piedra una lápida. Todas tenían inscripciones similares: un nombre y el tiempo de vida exacto del muerto, pero lo que de verdad le contactó con el espanto fue comprobar que, el que más tiempo había vivido, apenas sobre pasaba los 11 años. Embargado por un dolor terrible, se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por ahí y se acercó, lo miró llorar un rato en silencio y luego le preguntó si se lamentaba por la pérdida de algún familiar.

-No ningún familiar-dijo el buscador- ¿Qué pasa con este pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad? ¿Por qué tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible maldición que pesa sabre esta gente, que la ha obligado a construir un cementerio de niños?

El anciano sonrió y dijo: - Puede usted serenarse, no hay tal maldición, lo que pasa es que aquí tenemos una vieja costumbre. Le contaré: cuando un joven cumple 15 años, sus padres le regalan una libreta, como esta que tengo aquí, colgando del cuello, y es tradición entre nosotros que a partir de allí, cada vez que uno disfruta intensamente de algo, abra la libreta y anota en ella, a la izquierda que fue lo disfrutado... y a la derecha cuanto tiempo duro ese gozo. ¿Conoció a su novia y se enamoró de ella? ¿Cuánto tiempo duró esa pasión enorme y el placer de conocerla?...¿Una semana, dos? ¿Tres semanas y media?.. Y después... la emoción del primer beso, ¿cuánto duró? ¿El minuto y medio del beso? ¿Dos días, una semana tal vez?... ¿Y es embarazo y el nacimiento de su primer hijo? Así vamos anotando en la libreta cada momento, cuando alguien se muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo de lo disfrutado, para escribirlo sobre su tumba. Porque ese es, para nosotros, el único y verdadero tiempo vivido.

viernes, 11 de octubre de 2013

Antigénesis

A continuación me gustaría compartir y reflexionar con ustedes un texto de Emilio Mazariegos, es uno de tantos relatos apocalípticos creados denominados "Antigénesis".

"Al final de las tiempos existía la tierra, rica y hermosa.
El hombre vivió en los campos y en las praderas con los árboles de la tierra. 
El hombre dijo:
-Hagamos nuestras residencias en estos lugares tan bonitos.
Y construyó, pues, ciudades de cemento armado y de acero.
Y las praderas desaparecieron.
Y el hombre vio que eso era bueno.

El segundo día, el hombre contempló el agua de la tierra y dijo: -Arrojemos nuestros desperdicios y basuras al agua para deshacernos de la suciedad.
Y el hombre lo hizo así.
Y las aguas poco a poco aparecieron sucias y con olor fétido.
Y el hombre vio que eso era bueno.

El tercer día, el hombre se fijó en los bosques de la tierra.
Y dijo:-Cortemos los árboles para construir cosas, y convirtámoslos en pasta para hacer papel.
Y lo hizo así.
Los paisajes dejaron de ser verdes y los árboles dejaron de existir.
Y el hombre vio que eso era bueno.

El cuarto día, el hombre advirtió que había muchos animales y que las crías jugaban al sol y corrían por las praderas.
Y el hombre dijo: -Pongamos estos animales en jaulas para divertirnos y juguemos a matarlos.
Y así lo hizo.
Y no hubo más animales sobre la faz de la tierra.
Y el hombre vio que todo eso era bueno.

El quinto día, el hombre respiro agradablemente el aire de la tierra.
Y dijo: -Lancemos al aire los gases de las fábricas y el viento los llevará.
El aire se cargó de polvo y todas las criaturas vivas murieron asfixiadas o carbonizadas.
Y el hombre vio que eso era bueno.

El sexto día, el hombre se fijó en sí mismo y, viendo la diversidad de lenguas y de culturas de la tierra tuvo miedo y se puso a quitarlas.
Y dijo: -Construyamos armas poderosas y destruyamos a los otros antes de que los otros nos destruyan.
El hombre construyó extraños artefactos y la tierra terminó calcinada por las grandes guerras.
Y el hombre vio que era bueno que ocurriera así.

El séptimo día el hombre descansó de tanto trabajo hecho.
Y la tierra quedó tranquila, porque el hombre no habitaba ya en ella.
Y esto, ciertamente resultó bueno."

A mí este relato me ha resultado bastante impactante, como ya sabréis los antigénesis son paralelismos del génesis pero ya no es Dios quien crea, sino que es el hombre el que destruye.
Analizándolo se ve que hay una frase que se repite más que las anteriores que es: "Y el hombre vio que eso era bueno", y es que el ser humano destruye y genera mal, pero siempre que nos favorezca lo calificaremos como algo bueno. Y estoy segura de que si le preguntáis a cualquiera si le parecen bien estas atrocidades generadas por el hombre, su respuesta será un no rotundo, otros puede incluso que digan que esto es un mal necesario; y ciertamente son estos últimos los verdaderamente honestos. Porque si nos dieran a elegir entre cortar un árbol o no tener con que limpiarse cuando vamos al baño, la respuesta nuestra sería: no cortar un árbol, sino el bosque entero si fuera necesario.
Sí, así de egoístas somos la raza humana, nos situamos en el centro del mundo cuando ni siquiera nos sentimos parte de él, pues tendemos a destruir la naturaleza, a cambiar paisajes naturales y a humanizarlos a nuestra comodidad no conformes a lo que la tierra nos ofrece la adulteramos y manipulamos a nuestro antojo. La naturaleza forma parte de un equilibrio perfecto del que nosotros estamos excluidos, cada organismo tiene un papel en ese ciclo, pero y el hombre ¿qué aporta a esto? La respuesta que me gustaría dar es que somos un ser importante y que eso justifica el daño causado, o incluso que somos neutrales en todo esto, pero lo cierto es que más que aportar dañamos, y más que crear destruimos. Hasta tal punto llega esto que por cada "genialidad" creada supone una gran perdida para nuestro planeta y esto no afecta únicamente al entorno, sino que nos daña directamente a nosotros, y esto sin duda es lo mejor que podemos estar haciendo por la Tierra: estamos cavando nuestra propia tumba.

Y si algún día desapareciéramos de la faz de la Tierra y alguien le preguntara a Ella por qué, la respuesta sería la misma que la que daría cualquier investigador médico si le preguntasen porque experimenta con animales: Eran ellos o yo.