miércoles, 21 de mayo de 2014

Capítulo 5: conversar en el infierno





…Esta es mi historia joven, posiblemente no es la historia que esperaras oír, pero al fin y al cabo, ¿cómo esperarlo? Si vivimos en un mundo de mentirosos regidos por un Dios tan cegado por el amor que es incapaz de ver la destrucción, de distinguir el bien del mal. 

-¿Cómo puede ser eso posible si Dios todo lo puede, como no ver la línea del bien y el mal si Él creó sus propios límites?-interrumpí con suma cautela, en mi estrecha mente medieval no cabía la idea de que Dios pudiera errar en algo, no me juzguéis, fue así como me criaron.

-Él lo hizo es cierto, mas no es así ahora, hay un motivo para este desajuste, al igual que hay una razón por la que el mundo está siendo destruido ahora. –De nuevo iba a interrumpir con más de mis absurdas preguntas y defensas de fe, pero al percatarme del gesto de su mirada me persuadí a mí mismo para desechar aquella pésima idea. Se produjo una pausa por su parte y se quedó pensativo, deliberando la manera de proseguir adecuadamente, como creyendo que un campesino como yo jamás entendería sus anhelos, y ciertamente tenía razón, en aquel entonces no comprendí nada, es más, me fueron necesarias tres vidas humanas para atisbar una brizna de sus inquietudes. - ¿Sabes por qué Dios me expulsó de su lado?- Al fin se decidió a preguntar.

Asentí con la cabeza, ¿quién podría culparme por ello? Había escuchado aquella historia cientos de veces, ¿cómo iba yo siquiera a sospechar que todas esas narraciones épicas eran falsas como el retroceso de una serpiente justo antes de lanzarse contra su presa?

-Fuiste cegado por la ambición, quisiste ser como Dios, y debido a tu arrogancia Él se vio obligado, muy a su pesar, de desterrarte del paraíso y confinarte en el inframundo.

Esperé una reacción desmedida y de reprimenda hacia mis atrevidas palabras de inmediato, que me lanzará una mirada colérica, ¿y por qué no? Que me desintegrara allí mismo. Pero lo único que sucedió fue aún peor que desintegrar mi persona múltiples veces consecutivas. Rió. Rió con carcajadas estridentes y escalofriantes. Asemejando que mis últimas palabras se trataban de un vulgar chiste, o de una broma de mal gusto. Su risa me provocaba asfixia, pánico, sentía como mis pulmones se desinflaban conforme Él reía, como si fuera yo quien riera sin parar siquiera a coger aire, pero justo en el momento en el que torno sus negros ojos de nuevo hacia mí, mis pulmones fueron estrangulados salvajemente, tanto que creía que moriría en el acto. ¿Qué como sabía que sus ojos eran negros? 
Porque esos ojos azabache se clavaron en mi mente como un puñal, porque los vi con tanta claridad como veo el Sol, más que eso, aún hoy los sigo viendo, unos ojos oscuros observándome, siempre al acecho, en el eterno juicio del que controla si actúas bien o mal. Los ojos que te advierten que no eres la criatura poderosa que tú fantaseas con ser, un recuerdo de tu debilidad, un recuerdo de quien es ciertamente tu líder, un recuerdo de tu eterna deuda que jamás podrá ser saldada, tan solo un recuerdo del Infierno.

-Aprendiste bien la lección que te enseñaron chico. Desde tiempos inmemorables las historias van cambiando, matices sin importancia, pero el cuento siempre continúa siendo el mismo. Ahora escúchame bien pues vas a conocer la verdadera historia:

“Nada de engaños, nada de envidia, nada de arrogancia y avaricia, jamás hubo nada de eso. Yo le amaba, joven, y por todos los cielos y los avernos que aún le amo. Eso es todo. Le amo más que a nada, esa es la verdad, la única y la auténtica. ¿Cómo comprender entonces que vuestro bien amado Dios, desterrara a alguien que le ama con todo su ser? Muy sencillo, no estaba de acuerdo con su más preciada creación, jamás apoyé a su monstruo, el mayor engendro que la naturaleza haya visto jamás: vosotros, los pequeños e irascibles humanos. Jamás respaldé el proyecto y cuando al fin el día llegó, mi angustia se hizo insoportable, tanto que cuando llegó mi turno como ángel de sumarme a mis hermanos y jurar protección y auxilio para vosotros no pude más que decir: Padre…no puedo, ellos son criaturas despreciables, son asesinos” Él jamás me lo perdonó, y por eso me envió al Infierno, que no es otro lugar que la Tierra, el peor de los martirios inimaginables sufro aquí, puesto que me veo obligado a contemplaros. Contemplar como acabáis cada vez más ágilmente con la Creación, que para nada fue el resultado de siete exhaustivos días de trabajo como vosotros creéis saber, sino que mucho más costó crearla que a vosotros despedazarla sin piedad. Veo como matáis cada árbol, como aplastáis especies milenarias, como corrompéis la naturaleza, la naturaleza que aprendí a amar casi tanto como a su Creador. Ahora dime, ¿fue el castigo equiparable al crimen? Mas sabiendo que yo tenía toda la razón; y ¿sabes lo peor de todo? Que no puedo hacer nada.

Ciertamente, esto puede sorprenderte, pues desde que tenéis memoria os enseñan a odiarme, a culparme del mal del mundo, todo lo que no es correcto debe haber pasado necesariamente por mí. Pero no es así. Mira el daño que habéis ocasionado tan solo un puñado de vosotros, y ahora respóndeme, ¿cuántos me culpáis a mí por ello? ¿Cuántas veces acarreáis a un mal hombre el título no merecido de endemoniado, simplemente por eso, porque es un mal hombre? ¿De cuantas catástrofes me proclamáis culpable? ¿Cuántos pecados aseguráis cometer por mi influencia?

No os engañéis más, mi único crimen es desear proteger el mundo, desear que Dios se dé cuenta de su error. Pero es incapaz, Él os ama demasiado, Caín erró al afirmar lo contrario, aunque en algo tenía razón, el amor daña la perfección, Él no puede ver el daño que ya está hecho, yo mismo no puedo actuar como debería por temor a herirle, porque también le amo. En el momento en el que vosotros fuisteis creados, en el preciso instante en el que nació vuestra oscura “perfección” murió irremediablemente la de todo lo demás, una parte de Dios murió con vosotros muchacho, y es por eso por lo que os odio tanto, por eso es por lo que os creé, para borrar la perfección de la Tierra, y que así todo vuelva a ser perfecto.”


No era capaz de articular palabra, tanto fue así que fruto del shock caí en un profundo sueño. Al despertar supuse que ya no habría rastro de aquella aparición, que se había marchado, incluso puede que lo creyera durante algún tiempo.


Pero no, Él nunca se marchó, desde entonces siempre ha estado aquí, conmigo, con su hijo.









3 comentarios:

  1. xD debo decir que es el capítulo que mas me ha gustado de todos yyyy uala el supuesto "diablo" que sigue amando a Dios historia de amor YA mismito ahorita, me estás rompiendo los huevos quiero que el personaje avance ya que deje de ser tonto. La última frase es espeluznante me recorrió una sensación extraña como si el mismisimo demonio estuviera aquí ahorita, muy padre wey

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