lunes, 29 de julio de 2013
El rey sin corona
"Había una vez un rey que entró en la ruina y se queda sin castillo, un mendigo le brindó a él y a su familia abrigo y un techo sin conocer la procedencia del hombre. Un día el rey recuperó por fortuna todo lo que antes le había pertenecido. Entonces anunció al mendigo su marcha y le ofreció un puesto en la corte a su lado y riquezas para él y su familia. El mendigo enseguida rechazó su oferta y con una sonrisa en los labios le dijo: pagamelo con una buena acción mañana.
Y el rey se marchó con una sensación extraña, pero supo que ese hombre le había enseñado mucho aquel día, que aunque parezca que vivamos en un mundo que está en una constante batalla siempre hay personas que te ofrezcan un refugio en medio de todo ese caos.
Entonces se sonrió, y tomo su decisión, fue a su castillo, cogió su corona, y la vendió. Entregó todo el dinero a sus súbditos y también a aquellos que no lo eran. La corona simbolizaba el reino y la entrega de su valor significaba que el reino era para el disfrute de todos. Pronto llegó el carro encargado de repartir el dinero casa de una familia de mendigos que vivía a las afueras de la ciudad, el mendigo recibió al hombre pero no el dinero que le entregaba y le dijo que se lo quedara para cuidar de su familia, el hombre no supo como agradecerselo y el mendigo simplemente le dijo: pagamelo con una buena acción mañana."
Esta es la historia del primer rey que fue feliz sin corona, y que nos enseña que cualquier acción forma parte de un ciclo. Que todo lo que hacemos tarde o temprano se nos es devuelto.
Y es que no somos lo que comemos, como dice el dicho popular, somos lo que hacemos, como nos comportamos con el resto, así que intenta ser lo mejor posible para llegar a ser algo grande y recibir algo más que miseria.
Recuerda que siempre va ha haber alguien que esté ahí, alguien que esté dispuesto a brindar su ayuda desinteresadamente, a ti y a cualquiera que lo necesite. Así que no perdamos la fe en la humanidad tan pronto, porque sí, es cierto que existen personas malas que hacen mucho mal, pero también lo es que las buenas acciones existen, solo hace falta mirar mejor.
Nadie puede negar que a veces las fechorías superan con creces los buenos actos pero, es nuestra responsabilidad luchar porque esto cambie. Hagamos cosas buenas, es más, hagamos porque el resto del mundo haga cosas buenas. Y es que hay tantas veces que nos comportamos como verdaderos hipócritas, miramos las desgracias de los demás y nos compadecemos de ellos y echamos las culpas de todo al gobierno o al poder, y os digo algo: la misma culpa tiene el que comete el fallo que el que no hace nada para solucionarlo.
Y os preguntaréis ¿qué puedo hacer yo? Mucho, puedes hacer mucho basta con una buena acción, con una pequeña acción para hacer de este mundo un lugar mejor, y esa debería ser nuestra prioridad, porque vivimos en una sociedad podrida que aplauda las grandes gestas mucho antes que los pequeños gestos, y ese es precisamente nuestro mayor problema, nos acostumbramos a la maldad sin sospechar que podemos vencerla.
Y esto es todo lo que tenía que decirte, gracias por la atención y si te ha gustado y no sabes como agradecérmelo, ya sabes lo que tienes que hacer.
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