- Amigo mío debes reflexionar, o harás que nos maten a todos.
- La venganza es lo más dulce que existe viejo amigo, aunque esté alimentada por el odio.
- El odio nunca nos puede dejar nada bueno, tiene la forma de un bucle y si caes en el él nunca podrás salir.
- En eso te equivocas sin embargo, el odio no tiene forma de bucle alguno, su verdadero aspecto es el de una escalera, una escalera con miles de peldaños. Todos alguna vez odiamos, por lo tanto todos estamos agarrados a esta interminable escalera. Subimos peldaños poco a poco cada vez que nuestro odio y nuestra ambición crecen y eso nos hace subir y desde arriba podemos verlo todo, incluso, podemos ver lo poderosos que el odio nos hace.
- ¿Y qué es lo que hay en lo alto de esa escalera? ¿O es que nunca dejamos de subir?
- Aún no has comprendido, esta escalera no tiene un fin, el alma del hombre es un alma corrupta y terrible por naturaleza, y por eso el hombre nunca dejará de subir escalones porque nunca dejará de odiar.
Arriba nos sentimos bien, pero no estamos seguros, un solo traspié, cualquier fallo por mínimo que sea nos puede empujar a precipitarnos al vacío, no debemos confiarnos porque el odio da paso a la ambición de más y más poder, y esto mismo es lo que llevará a otros a envidiar a los que estén más arriba y a aprovechar la mejor oportunidad para empujarnos sin piedad alguna hacia abajo donde, de nuevo, tendremos que volver a empezar y comenzar a subir desde el inicio esta escalera.
- ¿Insinúas con esto que debemos ser cautos con quienes entregamos nuestra confianza? ¿Es que debemos pensar en todos los posibles enemigos que podrían despeñarnos por esa malévola escalera de la que hablas?
- Sin duda eso sería agotador, no podemos desconfiar del mundo sin poder contar con aliados a nuestro lado. Eso no es más que una advertencia porque, si bien he dicho antes, el odio nos hace poderosos y los fallos no nos enseñan a ser mejores sino más cautos. Una vez nos hayamos recuperado de la caída, con más fuerza que nunca (y más odio) retomaremos la escalada, llegaremos cada vez más arriba, cara a cara con quien nos traicionó y le arrojaremos en lo más hondo a un lugar donde no podrá regresar jamás.
- ¿No podría volver a subir la escalera y vengarse con más odio como sucedió en el inició?
- No, amigo mío, porque por muy perversos que seamos, por muy malditos que estén nuestros corazones, los muertos no son capaces de odiar.
- Comprendo. Yo jamás te traicionaría amigo, puedes considerarme digno de tu confianza.
- Eso espero mi buen amigo, eso espero...
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