martes, 30 de julio de 2013

Decisiones

A continuación os voy a mostrar unos relatos que forman parte de la vida de muchas personas. En la vida hay que seguir adelante pase lo que pase caiga quien caiga siempre continuar adelante... ¿o no? Es nuestra decisión, correcta o errada es únicamente nuestra.

En una casa lejos de aquí una niña se desvela; siente empujones, gritos; dolida escucha frases como márchate, ya no te necesito. Que ofensas tan desagradables entre sus padres casi no puede creerlo y opta por darle libertad a una lagrima que cae sobre su rostro. Sus padres se comportan como dos seres con rabia piensa, y de repente oye adornos que caen al suelo. Abriéndole el pasó a la preocupación la niña siente miedo y se tapa los oídos. La discusión enseguida se ha convertido en un duelo, todo por celos, sus posiciones parecen de hielo, desconfían el uno del otro impasibles, sienten que algo se ha roto, algo que ya no tiene arreglo.
Papá comienza a recoger todas sus cosas y la palabra divorcio entonces sale de su boca. Mamá destroza de un tirón su camisa y le dice no te llevarás a la niña y la riña sufrió un eclipse. De pronto él le dijo: mira quédate lo que quieras pero que la niña decida con quien se queda.
Pero la niña tiene doce años y decidir mucho le cuesta, se siente confundida y con un suspiro intenta contestar. Sabía que alguna respuesta a alguien le haría daño y dice finalmente algo como: necesito ir un momento al baño. A aquella situación le quiere poner un fin y se para lentamente al frente de un botiquín, agarró el primer pomo de pastillas que encontró. Y esa fue la decisión que ella tomó.


Este es el caso de un muchacho al que no le atraen las mujeres, pero que no quiere que su padre se entere. Él suele reunirse lejos con su pareja, por temor a abochornarlo o a manchar su intacto honor. El chico sufre por amor y no tiene el valor de hablar sobre sus preferencias, pues sabe que el viejo no las va aceptar. Su padre ha de sospechar pues no lo ve con intenciones de presentarle una novia, él se agobia y odia darle condones. Ya supone que su hijo con otro se acuesta y no deja de imaginarse orgías en inmorales fiestas, hasta tal punto que pensar le molesta y le produce dolor.
Se recuesta en la almohada y se pregunta en que falló, entonces se levanta y grita molesto: ¡Esto no lo merezco yo! Lloró y lloró y se pasó el día entre lágrimas porque en la sociedad actual es más fácil decir maricón que homosexual. Entonces pensó con más calma, con un pañuelo secó su rostro y comentó: hay homosexuales que son más hombres que muchos hombres que yo conozco. Con eso se sacó el monstruo de dentro y se dijo: esto no puede matar lo que yo siento por mi hijo. Psicológicamente el hombre se preparó se sentó a esperar hasta que su hijo llegó, lo besó te quiero como seas, le confesó, y esa fue la decisión que él tomó.

Ahora viene un matrimonio de tres décadas felices que ha sido destruido por un largo y doloroso cáncer. La señora habla sola y llora entre cuatro paredes en una casa que siempre está oscura, como su vestimenta y va al cementerio los jueves. Mira por su ventana y en sus ojos siempre llueve y ya no sabe que hacer para que por fin Dios se la lleve. Y es que a escondidas trama con huir del mundo, tras su hombre, sueña con volver a estar juntos. Pero de pronto, mira su perro un segundo, él mueve su cola contento. Ella le pasa la mano y algo raro siente por dentro, comprendió que su esposo era lo que más amaba, pero no era lo único que le quedaba. Apartó una foto de su pecho y soltó la última lágrima. Camina y cocina para los dos, o para los tres piensa, y entonces vuelve a suplicar: devuélvemelo Dios.
Descubrió que tenía voz, vida y amor para dar, entonces se cambio de ropa y saco al perro a pasear. Ella aún solía escuchar a su compañero, hablar de fútbol mientras tomaba su sopa pero, desde enero ya no está a su lado, y debe comprender que no han dejado de ser marido y mujer por él fallecer. Y aprendió que en la vida hay que tener valentía que si ella se la quitaba él no la perdonaría, abrió la ventana miro el suelo un momento, sacudió la cabeza y se sentó con su perro en un sillón, y esa fue la decisión que ella tomó.


La vida es cruel a veces y no nos deja opciones. Hay veces que el mundo nos cae encima con más espinas que flores, y cuando eso pasa cualquiera desde fuera puede brindar mil y una soluciones, pero recuerda esto, no todo el mundo sabe tomar decisiones.


lunes, 29 de julio de 2013

El rey sin corona



"Había una vez un rey que entró en la ruina y se queda sin castillo, un mendigo le brindó a él y a su familia abrigo y un techo sin conocer la procedencia del hombre. Un día el rey recuperó por fortuna todo lo que antes le había pertenecido. Entonces anunció al mendigo su marcha y le ofreció un puesto en la corte a su lado y riquezas para él y su familia. El mendigo enseguida rechazó su oferta y con una sonrisa en los labios le dijo: pagamelo con una buena acción mañana.

Y el rey se marchó con una sensación extraña, pero supo que ese hombre le había enseñado mucho aquel día, que aunque parezca que vivamos en un mundo que está en una constante batalla siempre hay personas que te ofrezcan un refugio en medio de todo ese caos.
Entonces se sonrió, y tomo su decisión, fue a su castillo, cogió su corona, y la vendió. Entregó todo el dinero a sus súbditos y también a aquellos que no lo eran. La corona simbolizaba el reino y la entrega de su valor significaba que el reino era para el disfrute de todos. Pronto llegó el carro encargado de repartir el dinero casa de una familia de mendigos que vivía a las afueras de la ciudad, el mendigo recibió al hombre pero no el dinero que le entregaba y le dijo que se lo quedara para cuidar de su familia, el hombre no supo como agradecerselo y el mendigo simplemente le dijo: pagamelo con una buena acción mañana."

Esta es la historia del primer rey que fue feliz sin corona, y que nos enseña que cualquier acción forma parte de un ciclo. Que todo lo que hacemos tarde o temprano se nos es devuelto.
Y es que no somos lo que comemos, como dice el dicho popular, somos lo que hacemos, como nos comportamos con el resto, así que intenta ser lo mejor posible para llegar a ser algo grande y recibir algo más que miseria.

Recuerda que siempre va ha haber alguien que esté ahí, alguien que esté dispuesto a brindar su ayuda desinteresadamente, a ti y a cualquiera que lo necesite. Así que no perdamos la fe en la humanidad tan pronto, porque sí, es cierto que existen personas malas que hacen mucho mal, pero también lo es que las buenas acciones existen, solo hace falta mirar mejor.
Nadie puede negar que a veces las fechorías superan con creces los buenos actos pero, es nuestra responsabilidad luchar porque esto cambie. Hagamos cosas buenas, es más, hagamos porque el resto del mundo haga cosas buenas. Y es que hay tantas veces que nos comportamos como verdaderos hipócritas, miramos las desgracias de los demás y nos compadecemos de ellos y echamos las culpas de todo al gobierno o al poder, y os digo algo: la misma culpa tiene el que comete el fallo que el que no hace nada para solucionarlo.
Y os preguntaréis ¿qué puedo hacer yo? Mucho, puedes hacer mucho basta con una buena acción, con una pequeña acción para hacer de este mundo un lugar mejor, y esa debería ser nuestra prioridad, porque vivimos en una sociedad podrida que aplauda las grandes gestas mucho antes que los pequeños gestos, y ese es precisamente nuestro mayor problema, nos acostumbramos a la maldad sin sospechar que podemos vencerla.

Y esto es todo lo que tenía que decirte, gracias por la atención y si te ha gustado y no sabes como agradecérmelo, ya sabes lo que tienes que hacer.

Prólogo (II)


- Me llena de alegría saber que has reconsiderado nuestra petición, procede pues que nos presentemos y que respodamos a todas tus incógnitas. Mi nombre es Caín, y a mis costados se encuentran mis hermanos Gabriel (refiriéndose al rubio) y Silvio (refiriéndose al de cabello más rojizo) 

Era extraño pero contemplándolos con detenimiento me parecieron hombres muy hermosos, pero no es que lo fueran, ni sus rasgos eran finos ni poseían un cuerpo escultural, simplemente tenían esa belleza de lo sobrenatural.
- He acudido aquí para aceptar vuestra oferta, pero también para negociar sus términos. Inicialmente me ofrecisteis únicamente a mí que aceptara vivir con ustedes, más ahora les pido, les ruego, que dejen que mi hermana Luciana me acompañe.
-Es una propuesta importante pero no nos costará gran sacrificio aceptarla, pero para eso debes hacer tú un sacrificio por nosotros joven, un gran sacrificio.
- Estoy dispuesto a lo que sea por conseguir escapar de esta horrible vida a la que hasta ahora no le veía ninguna salida. Pero antes necesito saber, ¿por qué yo y no cualquier otro?
-Eso es bastante obvio, tú tienes unos dotes y unas capacidades para rastrear y para matar que cualquier otro no tiene.
-¿Y para qué necesitan esas capacidades?

Aquel hombre no parecía dispuesta a contestar a mi pregunta, y dio por concluida la conversación.
-Bien pues, mañana prepara tu equipaje y que tu hermana haga lo mismo. Seremos nosotros los que personalmente acudamos en vuestro encuentro.

Y tras estás palabras salí de allí, sin darme cuenta de que la chica de la entrada ya no estaba allí y de que aquel lugar parecía ahora mucho más terrorífico.
Dormí poco aquella noche y al ver llegar el alba supe que destinaría el día a prepararnos a mí y a mi hermana y a esperar con impaciencia la llegada de aquellos hombres, que me prometían más de lo que yo podía soñar: una nueva vida. 
Hasta el crepúsculo no hicieron aparición los tres hombres, llegaron a caballo y nos recibieron fuera de casa, donde ya estábamos esperándoles.
Lo que sucedió a continuación fue muy brusco y tan rápido que me produce vértigo aún al recordarlo.
Nos colocamos frente al hombre pelirrojo y este nos rodeo con sus brazos, no pude evitar estremecerme al darme cuenta de lo frío que era el contacto con su piel. Caín y Gabriel se separaron de nosotros entraron en casa, todo fue tan inevitable que cuando quise darme cuenta de que lo que siempre había sido mi seguro hogar se encontraba ardiendo bajo la luz de las estrellas. Grité:
-¿Qué significa esto?
-Dijiste que estabas dispuesto a pagar cualquier precio Ian.
- Sois unos asesinos vais a martarlos, estáis matando a mis padres.-Dije sin poder contener mis lágrimas.
De entre las llamas salió Gabriel, tras de él se oían los gritos agónicos de mi madre consumiéndose entre las llamas, esos gritos me atormentaron por las noches durante décadas. 
Él rió y me dijó:
- ¿Nosotros unos asesinos? jajajajaja. Tú eres el único asesino Ian, si tus padres mueren será por tu única culpa, querías un futuro, una vida para ti y para tu hermana, costase lo que costase, eso nos dijiste, y ahora es muy tarde para echarse atrás. Tú entregaste a tus padres, tú decisión egoista hizo que se dictaran sus destinos y con ello su fin.
- Por favor- imploré- dejad que nos marchemos no quiero ver esto.
En eso momento me dí cuenta de que mi padre se arrastraba por el suelo hacia mí, y que con lágrimas en los ojos me contemplaba horrorizado. Caín surgió tras él, lo pusó en pie y se dirigió a mí.
- No, claro que no puedes marcharte, tu eres su verdugo esta noche, ellos merecen saber, merecen saber que su hijo a comprado una buena vida y que ellos han sido el precio. No muestres la deshonra de abandonar el campo cuando has sido tú quien a pronunciado el grito de guerra. Antes has afirmado que tu padre no tiene corazón, que no lo usa para más que para latir, dime, ¿para qué quiere un hombre un corazón si apenas puede sentir sus latidos?

Y Caín tomó a mi padre por el pecho y con una fuerza sobrenatural que no sabía que existía le arranco el corazón con sus propias manos, y lo tiro al suelo, a mis pies.
El dolor y la culpa fue lo único que sentí después, ¿cuántas veces había pronunciado a mis padres las palabras os odio? ¿Cuántas veces desee su muerte en silencio? Pero ahora, ahora sabía que debes tener cuidado con lo que deseas, porque, sin quererlo se puede hacer realidad. Con que ojos me miraría ahora Dios, yo que había condenado a mis padres a una muerte horrible, que lo último que mis padre había oido de mi fue un: no mereces ser llamado hombre.

Creí que todo había acabado, que ya no podíamos sufrir dolor comparable al que esa noche Lucy y yo habíamos experimentado, pero una vez más me equivocaba.
Al volver al castillo, en medio de aquella gran sala Caín me agarró por la sien y recitó unas palabras que no entendí entonces,  noté que algo comenzaba a cambiar en mí, mi vista se nublo y un dolor indescriptible se apoderó de todo mi cuerpo. En la lejanía oía una voz diciendo.
-Enhorabuena Ian, ahora eres de los nuestros, perteneces a la familia.
Pensé con ironía que en el fondo ellos nunca me habían mentido ni había sufrido traición alguna, ya que todo lo prometido y acordado había acontecido como se predijo, y yo, que creía que había salvado a mi hermana de una vida de miseria la encaminé, tras de mí, a un destino mucho peor.
Mi último pensamiento como humano fue hacia mis padres, cuyas vidas habían sido sacrificadas para que yo pueda entregar mi alma al diablo a cambio de un futuro que ya no valía nada."

He aprendido a aceptar mi existencia, en lo que mi hermana y yo nos convertimos aquella noche, se nos ha llamado por muchos nombres a lo largo de la historia pero el más utilizado sin duda es hijos de Hugin, que hace referencia a una de los cuervos del Dios nórdico Odin, significa pensamiento o recuerdo, ya descubriréis por qué.

Pero ya no me parezco en nada a lo que fui antaño, durante esa etapa eterna de oscuridad; no, ahora soy algo mucho peor.

viernes, 26 de julio de 2013

Prólogo (I)

Mis orígenes... tanto tiempo pasó desde que acontecieron los sucesos que aquí os voy a contar que me cuesta un arduo trabajo recordarlo todo y aún así solo conservo vagamente una pequeña parte.
Veamos: todo sucedió hace unos cientos o miles de años, en una pequeña aldea situada... los detalles son relevantes el caso es que sucedió.

"Yo era un joven campesino, nada importante, que no destacaba demasiado. Mi familia de cuatro miembros apenas ganaba lo suficiente como para subsistir, así que mi hermana Lucy y yo nos vimos obligados a obtener dinero por nuestra cuenta. A partir de entonces mi vida fue orientada hacia la caza, fui adiestrado para ello, pocas piezas se me escapaban y algunas eran de gran valor. Mi hermana por su parte no podía más que sentarse en las calles y mendigar lo que las pocas personas con buen corazón que todavía quedaban decidían darle, que en su gran esfuerzo no era poco pero jamás era suficiente. Ella fue la que primero se dio cuenta de la verdadera situación de la aldea. Las familias más pudientes vendían la imagen de un pueblo próspero y tranquilo ideal para vivir, pero nada estaba más lejos de la realidad que eso. 
La desesperación se sentía en las calles, la delincuencia no hacía más que aumentar, y lo que siempre había sido un lugar llena de armonía dio paso a la tragedia. Los ricos dejaban de serlo y los pobres lo eran aún más. Todo ello se sumaba a los oscuros rumores que ya corrían por toda la aldea, susurros que llegaban desde los más apartados rincones para contarte las historias que jamás podrás apartar de tus pesadillas.

En mi casa también comenzaba a notarse esa escasez, que si antaño ya era grande ahora se estaba volviendo insoportable. Tuve que aguantar incontables miradas de desprecio, de decepción de mi madre; y los gritos y palizas de mi horrible padre. Al principio no los culpaba, la situación se estaba tensando para todos y el nerviosismo tiene muy pocas vías de escape, me decía. Pero llegó el día en el que todo cambió, me encontraba agazapado entre unos arbustos esperando a mi presa cuando una presencia extraña me sorprendió. 
Me gire bruscamente desorientado para comprobar de que se trataba, era un hombre alto con el cabello oscuro semejante al ala de un cuervo y una tez blanca digna de una princesa que no había salido jamás de su fortaleza, y esto en aquella época era verdaderamente raro de ver. Al principio me contempló en silencio con sus penetrantes ojos negros, y yo no podía evitar estremecerme de puro terror, no es que fuera un hombre terrorífico, pero su mera presencia hacía vibrar todas las fibras de mi cuerpo. Por fin se decidió a hablar rompiendo así la barrera que entre ambos se había alzado:
- Buenos días Ian, siento haberte interrumpido en plena labor, pero creeme lo que debo proponerte es      mucho más importante que cualquier presa.

Conocía mi nombre... pero eso no fue lo que más me llamó la atención, sino que fue dicha propuesta que a continuación me nombró:
-Tu silencio me otorga pues la oportunidad de explicarme, te lo agradezco. He estado observando la situación de la aldea y no he podido evitar pararme a pensar en las personas que más están padeciendo esto: sus propios habitantes. Y eso me ha llevado directamente a ti Ian y a tu familia. Vengo para brindarte lo que sin duda será la oportunidad de tu vida, la oportunidad de empezar de cero, de vivir una nueva vida, volver a nacer. Mi prospera situación me ha llevado a querer llevarte conmigo, a compadecerme de ti para que así puedas llevar una vida más honrosa.
- ¿Por qué yo y no cualquier otro?
- ¿Tú pregunta quiere decir qué aceptas mi oferta?
- No, simplemente es una pregunta.
- Entonces me temo que no puedo satisfacer tus deseos de saber, al anochecer acudo al gran castillo situado a las afueras de la aldea, te estaremos esperando.
- Oiga yo agradezco su oferta y la buena fe con la que esta está pronunciada, más siento no poder aceptarla, nunca lograría vivir cómodamente a consta de su bienaventurada generosidad. 

El hombre desvió la mirada pensativo y por primera vez vi en su rostro una expresión que mostrara su lado humano, era el desconcierto, sin duda no esperaba dicha reacción en mí.

-Muy bien, si es lo que deseas.. aún así esta noche te estaremos esperando, y tu vendrás rogando que retomemos la oferta.

Y con esto el misterioso hombre se despidió con una amplia y no menos sospechosa sonrisa.
Pasé la mitad del día intentando concentrarme en la caza, más no me fue posible, así que por primera vez en mucho tiempo desatendí mis responsabilidades e inicié el retorno a casa. Antes pasé por el mercado para vender lo poco que había conseguido. Nada raro encontré allí, era el mismo ambiente recargado de siempre, en las esquinas mujeres lujuriosas y otras desesperadas empleaban los placeres del sexo para aliviar sus bolsillos, una de estas mujeres se me lanzó a los pies y comenzó a desabrocharme los pantalones, yo la aparte de un puntapie y continué mi camino con desidia, pero de pronto el horror baño mis ojos. Me fijé en una de esas mujeres, que destacaba entre las demás por ser mucho más joven que el resto, tenía los cabellos rubios y mostraba los senos con la mirada perdida mientras un hombre la acariciaba cada vez con intenciones más notables. Fue al contemplar su rostro cuando las piernas me comenzaron a temblar y presó de la desesperación corrí hacia ella y grité: 
- ¡LUCY!
Ella me miró con verguenza en su rostro y se hecho a llorar, yo aparté de un empujón al hombre que estaba a punto de poseerla, pero el se negaba a marcharse.
- Apartate muchacho, espera tu turno, yo ya he pagado-me gritó malhumorado.
Al ver el hombre mi ignorancia hacía él comenzó a golpearme, y sin quererlo los dos nos enzarzamos en una pelea. Yo preso de la ira no cesé en mis golpes hasta que al fin malherido como me encontraba dejé de notar el movimiento del individuo debajo de mí, lo había matado.
Fue entonces cuando fui consciente de todo lo que había sucedido, cogí a mi hermana de la mano y corriendo regresamos a casa, al hogar, ante las atónitas miradas de la multitud.

Al regresar a casa Lucy cayó de rodillas al suelo y comenzó a llorar desconsoladamente, mi padre contemplo la escena y con pesar me dijo:
-Ahora tú también lo sabes.
-No puedo creer lo que oigo, ¿tú aprobabas esto? no tienes corazón, quien sea capaz de hacerle algo así a una pobre chica no merece ser llamado hombre.
Y estas palabras son las que sellaron mi destino, lo que siguió después fue una brutal paliza de mi padre y los lamentos y lloros de mi hermana que aún resuenan en mi cabeza. 
Recuerdo muy bien, no sin un gran dolor, lo que ocurrió a continuación.
Era de noche y tal y como había predicho aquel extraño hombre, acudí al gran castillo a suplicar que volvieran con su oferta, solo que esta vez yo tenía algunas condiciones más. No puedo dejar que eso continúe, debemos vivir a cualquier precio, no importa nada más. Entre por las pesadas puertas de madera y una mujer me recibió inmediatamente, a pesar de la avanzada noche. En efecto me estaban esperando, la mujer me acogió con su amplia sonrisa y parecía no ser consciente de las cosas que ocurrían dentro de esas paredes de piedra, pero a pesar de todo parecía feliz y ese mero detalle lleno mi estúpido corazón de esperanza, aún podíamos ser felices.

Entre en una sala que parecía ser la principal y en el centro de ella había situadas tres pesadas sillas de cobre y plata. Recuerdo que la primera vez que las vi me pregunté como alguien podría haber levantado tales estructuras de metal, quizá siempre estuvieron allí, quizá el propio castillo se alzó en torno a esas sillas, y no las sillas para el castillo.
En la silla del centro se encontraba el hombre al que había recibido en la caza y a su izquierda y derecha un hombre rubio de aspecto sofisticado y con una expresión cruel en su rostro, y otro con el pelo cobrizo y una mueca solemne. Los tres tenían, a pesar de todo, la misma inexpresividad gélida. 
El hombre moreno, que parecía ser el líder, se dirigió hacia mí con una cordial sonrisa, me asombró ver que todas las partes de mi cuerpo me pedían que corriera, que saliera huyendo de ese lugar, que algo horrible me sucedería si no me marchaba inmediatamente, pero lo ignoré aún pensando en un futuro mejor. ¿Por qué debí hacerlo? Que idiota que fui...

Continuará... 


viernes, 19 de julio de 2013

Esto es por ti

Esto es por ti, te escribo esto porque siempre eres tú; eres tú el que me anima a seguir adelante, eres tú quien siempre me ha apoyado en cualquier decisión tomada, eres tú quien ha conseguido prender la llama de lo que nunca antes había ardido en mí.
Eres como un ángel que surge de repente, demasiado ageno a todo como para comprender que no podría destinar a un ser tan puro mi querer. Pero aún así me sonríes, me tomas la mano y me susurras al oido: "tranquila todo irá bien. Yo sé que no me amas que en tu corazón aún no hay hueco para mí, pero creeme que haré todo cuanto esté en mi mano para solucionarlo". Y entonces volvemos a caer, volvemos a comer del fruto prohibido en el que, sin remedio, quedamos atrapados.
Somos dos entes destinados a desearnos, a volvernos locos nada más pensar en el uno en el otro,todo y aún sabiendo que no es suficiente. Podremos vivir esto como una aventura, como una experiencia, disfrutemos el uno del otro como si lo demás no importara, y es que al fin y al cabo, cuando nos encontramos, el tiempo se detiene y nada importa más que nosotros. Y si es cierto que el amor es un sentimiento limpio y sincero igual de pura es la pasión que sentimos al contemplarnos. Somos dos seres que ansían encontrarse, que ansían juntarse, y ¿quién soy yo para frenar eso? Cuando al final todos somos seres movidos por el deseo.

El deseo nos invade, abandonémonos a él, sintamos lo que nunca antes nos habíamos atrevido a sentir, unámonos con los lazos del alma, pero no con los del corazón. Que nuestro vínculo se base en la libertad y en el deseo, en la pasión y en lo irracional; porque esos son los sensaciones más hermosas que todo ser humano busca, entregarse desenfrenadamente.

No busques mi amor, no puedo dártelo, pues ni siquiera a mí me pertenece, ni siquiera ya lo busco. No confío en él, ¿cómo confiar en un sentimiento que no trae más que dolor? ¿Cómo esperar que te ame si la única vez que amé fue fruto de un desengaño?
Querámonos mucho hoy y cuando sintamos que estamos preparados, cuando nos sintamos libres de estas cadenas que nos unen, cuando la dependencia que sentimos el uno por el otro se evapore, digámonos adiós. Ya que esta es la única manera de quedarnos con los bueno de cada uno, de recordar los buenos recuerdos siempre y llevarlos eternamente con nosotros, sin que el odio o el despecho empañen lo que un día sentimos.
Corramos juntos de la mano, como dos pájaros libres de alzar el vuelo y resignémonos a que esta parte del camino nos a tocado recorrerla juntos y que puede que en algún momento debamos separarnos de nuevo, para cambiar de compañero, para volver a empezar con esta locura pero nunca, para volver a hacernos daño.

lunes, 15 de julio de 2013

Recuerdos




Yo, flotando con las nubes
veo pasar los años,
que sin ti, más despacio transcurren.
Esos años perdidos e irrecuperables.
Esos que me consumen lentamente.


Yo sentado tras de mi ventana
observo la lluvia y recuerdo,
recuerdo aquellos felices años
que junto a ti pasé
Aquellos felices años que ya jamás repetiré.


Tú, tan hermosa como siempre
piensas en el tiempo sin mi transcurrido,
y recuerdas quizá mi aspecto vagamente.
Pero,¿acaso recuerdas mi sonrisa?
Pero,¿tú a mí me recuerdas tanto como yo te añoro?


Yo a ti sí te recuerdo,
hermosa y cálida como el Sol.
Siempre brillante y especial.
Siempre sonriente y divertida.
Siempre despistada y pensativa.


Yo aún te vislumbro como el primer día,
Y todavía de amor se me llena el corazón.
Pero,¿acaso tú a mí me recuerdas?
Porque en mí, tuyo había más de un pensamiento,
pero ahora de ti ya no me quedan más que recuerdos.

martes, 9 de julio de 2013

Manda a la mierda al mundo

Puedes sentir el mundo en contra y en contra tu voluntad cumplir las normas que impone esta sociedad, mas
no esperes piedad ni pasividad entre los hombres, el pesimismo es cruel pero ayuda que nada nos asombre.
Cuanto has sufrido por confiar en apariencias, pero yo  pienso que no hay cazador que no se allá sentido presa. Hay una experiencia detrás de todo lo mal hecho, de todos los errores se aprende, es cierto, pero eso no quiere decir que no puedas volver a cometerlos.


Entérate de que se gana mucho cuando se es buen perdedor, batalla con honor, no temas a las tinieblas, que el cariño acaba ablandando hasta las piedras.
Sé que nadie comprende a los incomprendidos que para morirse solamente hay que estar vivo, la vida no está muy lejos del olvido, por eso no espero nada de nadie, tan solo cuento conmigo.

Levántate que no todo esta perdido toma mi mano amigo y gritemos juntos: "me canse de llorar a la mierda el mundo."

Encerrado en una tumba nunca esperes mucho más que flores, porque hasta después que sigues muerto siguen las malas acciones. Las gente es ingrata y sacan las garras cuando se sienten acorralados y acaban siendo lo que fueron siempre.
Agradece cuando estas cosas te pasen conocer a fondo un ser siempre es una ventaja. Date un respiro y olvida lo que te martiriza, ojala que ningún recuerdo triste logre apagar tu sonrisa.
 Interioriza por favor date el valor que no te han dado, si te sientes rechazado o mal mirado y te da ocupado el abonado del amor; y además estás frustrado con rencor en tu mirada; cuéntale a tu almohada que te duele mucho que te traten como si no fueras nada, pero que nada te robara otra lágrima y que no necesitas que nadie te tenga lástima. Pasa la página mírate un segundo, vuélvete a levantar y grita: "a la mierda el mundo".

No le des importancia a quien se cree importante, si vas a ayudar ayuda pero piénsalo bien antes que hay quien hace para luego echarlo en cara. Acaba de entender que no hay regla en este juego, que lo nuevo remplaza lo viejo, que la mentira mira, sí, pero nunca llega lejos, y que los espejos no reflejan interior ni sentimientos, solo un nimio cuerpo que se deteriora con el paso del tiempo.
Mirarme por dentro, soñar despierto, morir sonriendo, sentir el viento pasando lento por mi rostro, así es como quiero despedirme de la gente que en mi vida no me haya traído más que desgracia y me iré limpia y el mundo que se vaya a la mierda.

Te sientes mal, todo va mal todos te odian, y sientes que los que te quieren te quieren mal. La solución no es matarte, no, para vivir siempre hay una razón. Y es que el cielo va a seguir con sus grises nubes, lloviendo defectos hasta acabar hundiendo todas tus virtudes, pero ante todo nunca dudes de ti, confía en tu valía sé tu luz. Y si nadie te quiere entonces por lo menos quiérete tú.


miércoles, 3 de julio de 2013

Un pez grande en un estanque pequeño.



Dos almas enlazadas por la más firme de las ataduras se miran una noche de invierno en la estación de tren. Dos mujeres que con melancolía cruzan sus miradas por última vez, y se abrazan conociendo y temiendo el último adiós. 

-¿Crees que es necesario que te marches? Tiene que haber otro modo.
- Lo hay, pero no es el que he elegido. Debo irme, en este pueblo no hay espacio para mis anhelos, ni para mis ilusiones ni tampoco para mis sueños. Este sitio me oprime, me ahoga.
-Pero sabes que aquí puedes tener cuanto quieras, puedes triunfar...
-No, por favor no sigas, ¿triunfar? De que sirve una mente triunfadora si no se da a conocer, tengo que ampliar mis horizontes, eso es todo lo que me hace falta. ¿Por qué conformarme con el estanque teniendo a un paso el magnífico océano? ¿Por qué debo resignarme a que me conozcan unos cientos, cuando hay fuera miles esperan descubrirme? Y es que aquí no soy más que un pez grande en un estanque pequeño.
- Es posible, igual que puede ser que ese pez grande mengüe al entrar en el océano, donde, como tú, hay miles dándose a conocer. Sin embargo aquí eres única, puedes tener la certeza de que nadie será capaz de hacer lo que tú haces, mientras que allí, con seguridad, haya decenas.
-Tienes razón no te lo niego, quizás mi talento se vea eclipsado, pero también puede crecer, mejorar, ofrecer más de lo que ahora ofrezco. Esa es mi lucha, perfeccionar mi arte, nunca dejar de hacerlo, el mundo es infinito como las posibilidades que nos brinda, y sería de necios desperdiciarlas todas permaneciendo en un lugar donde no puedo acceder ni a la mitad de ellas. Y aún con el fracaso como opción siento que valdrá la pena.
Sí, soy un pez grande en un estanque pequeño, y diminuto comparado con el inmenso océano; pero este pez no desaprovechará la oportunidad de hacerse más grande, de darse a conocer y así surcar libre y orgulloso el mundo entero. 

El tren partió esa noche, y la mujer pudo triunfar y tocar el cielo o pudo hundirse y fracasar, poco importa. Lo verdaderamente crucial en esta historia es que dentro de ella brillaba un espíritu emprendedor y valiente, y es que ¿qué más hace falta para triunfar? Ella emprendió su propio camino de superación sin importar los obstáculos que la vida le ponía: el dinero, los murmullos, las personas, incluso el amor fue en esta ocasión un fuerte impedimento. Para ella no había nada más importante que alcanzar su sueño, que, no conforme con ser un pez grande en un estanque pequeño, quería surcar los océanos. Desenfundó su arco y apuntó al cielo, con la seguridad de que su flecha no volaría eternamente por él, pero que llegaría lejos; decidme ¿de qué le habría servido apuntar a sus pies donde su única opción no llegaría más allá de su rostro?
Y lo más importante, ella sabía, como vosotros también debéis saber, que un diamante en bruto vale menos que un diamante pulido.  




Historias que contar...

Después de estos tres meses escribiendo en este proyecto creo que ya va siendo hora de expresar la función de este blog.
Y que mejor comienzo que el principio, y es que en el fondo la única razón por la que esto se mueve es el arte de la escritura. ¿Qué significa para mi la escritura? Es la respuesta más sencilla, pero a la vez muy complicada. Escribir no es mi vida, no es mi mundo, y no, no voy a dedicar mi vida a ello; escribir es mi vía de escape, mi billete de ida a otra mundo que no es el mío, a otro mundo que me ayude a escapar a esta realidad a la que vivimos anclados.
Este blog no ha surgido por mí, sino por vosotros. Es un regalo que os ofrezco porque, en cada relato, en cada poesía, os estoy mostrando una parte de mí al desnudo, os estoy brindando un trozo de mi alma compartiendo todo lo que pienso, mis más íntimos secretos y mis más oscuras aptitudes.

Aquí describo el mundo que me rodea y como yo lo siento y lo veo, y lo expreso desde múltiples formas, desde un agresivo relato político hasta una delicada poesía.
"Historias que contar..." este es el título de esta entrada y ahí es donde todo tiene comienzo, es mi búsqueda;  busco pequeñas historias que despierten fuertes sentimientos: pasiones, melancolía o incluso enfado y rabia, pero nunca indiferencia, a estas alturas la creo el mayor de mis enemigos.
Escribo estas historias para sumergirme en ellas, para compartirlas y porque mantengo la esperanza de que algún día podré formar, para mí, con estas pequeñas historias que aún están por contar, el más importante y fundamental de los relatos: mi historia.

Recuerden un comentario siempre ayuda ;).

lunes, 1 de julio de 2013

El odio es una escalera.

- Amigo mío debes reflexionar, o harás que nos maten a todos.
- La venganza es lo más dulce que existe viejo amigo, aunque esté alimentada por el odio.
- El odio nunca nos puede dejar nada bueno, tiene la forma de un bucle y si caes en el él nunca podrás salir.
- En eso te equivocas sin embargo, el odio no tiene forma de bucle alguno, su verdadero aspecto es el de una escalera, una escalera con miles de peldaños. Todos alguna vez odiamos, por lo tanto todos estamos agarrados a esta interminable escalera. Subimos peldaños poco a poco cada vez que nuestro odio y nuestra ambición crecen y eso nos hace subir y desde arriba podemos verlo todo, incluso, podemos ver lo poderosos que el odio nos hace.
- ¿Y qué es lo que hay en lo alto de esa escalera? ¿O es que nunca dejamos de subir?
- Aún no has comprendido, esta escalera no tiene un fin, el alma del hombre es un alma corrupta y terrible por naturaleza, y por eso el hombre nunca dejará de subir escalones porque nunca dejará de odiar.
Arriba nos sentimos bien, pero no estamos seguros, un solo traspié, cualquier fallo por mínimo que sea nos puede empujar a precipitarnos al vacío, no debemos confiarnos porque el odio da paso a la ambición de más y más poder, y esto mismo es lo que llevará a otros a envidiar a los que estén más arriba y a aprovechar la mejor oportunidad para empujarnos sin piedad alguna hacia abajo donde, de nuevo, tendremos que volver a empezar y comenzar a subir desde el inicio esta escalera.
- ¿Insinúas con esto que debemos ser cautos con quienes entregamos nuestra confianza? ¿Es que debemos pensar en todos los posibles enemigos que podrían despeñarnos por esa malévola escalera de la que hablas?
- Sin duda eso sería agotador, no podemos desconfiar del mundo sin poder contar con aliados a nuestro lado. Eso no es más que una advertencia porque, si bien he dicho antes, el odio nos hace poderosos y los fallos no nos enseñan a ser mejores sino más cautos. Una vez nos hayamos recuperado de la caída, con más fuerza que nunca (y más odio) retomaremos la escalada, llegaremos cada vez más arriba, cara a cara con quien nos traicionó y le arrojaremos en lo más hondo a un lugar donde no podrá regresar jamás.
- ¿No podría volver a subir la escalera y vengarse con más odio como sucedió en el inició?
- No, amigo mío, porque por muy perversos que seamos, por muy malditos que estén nuestros corazones, los muertos no son capaces de odiar.
- Comprendo. Yo jamás te traicionaría amigo, puedes considerarme digno de tu confianza.
- Eso espero mi buen amigo, eso espero...