lunes, 3 de junio de 2013

Charlatanería

En mi nombre hablo al escribir tales palabras, mas sé que, secretamente, más de una cabeza pensante, o mejor dicho que es capaz de pensar por si misma, estará de acuerdo conmigo. Y es que mi gran pero humilde corazón me pide un descanso, un respiro, pues dice que ya no está dispuesto a aguantar más mentiras.

Las palabras forman el centro de nuestra vida, son, sin duda alguna, la más importante flor de nuestro jardín.
!Que gran paradoja que con ellas intentamos expresar lo único que nunca podríamos hacer hablando!
Mas las palabras también forman la hoja de la más afilada de las espadas. Somos libres de decidir el uso que le damos; este puede ser desde enamorar a una mujer hasta humillar a nuestro peor enemigo.

Pero hay gente que tiene la peculiaridad de utilizar los vocablos en beneficio propio, para sacarles mayor partido y para engañar. A esas personas se les ha llamado de múltiples maneras a lo largo de la historia: astutos, listos, políticos, mercaderes o incluso sagaces; pero en esa lengua que tanto les gusta emplear, o mejor dicho mal emplear, a esas personas se les denomina charlatanes.
Y es que nuestra sociedad abundan este tipo de personajes, que intentan hacernos ver su fantástica realidad,  y ha sido fantástica la palabra que he empleado para definirla porque lo que nos cuentan no es más que pura fantasía.
Todos ellos desean rebelarnos la forma correcta de hacer las cosas y nosotros les seguimos, como un cordero sigue el rebaño, sin darnos cuenta que, poco a poco, están anulando nuestra capacidad de reflexión y de decisión, están anulando nuestro criterio.
Cuando el criterio es indispensable para posicionarnos, y es que vivimos en una época en el que tener una "ideología aceptable"  lo es todo, creemos haber dejado atrás la disgregación por razas o creencias, pero no sabemos cuan equivocados estamos. Poseíamos valores tales como el respeto y la tolerancia, que a nuestros ancestros tanto les costó ganar, valores que ahora estamos perdiendo.
Pensadlo bien, mirad a vuestro alrededor y veréis a lo que me refiero, ¿cómo es posible que seamos incapaces de sentarnos en la misma mesa con aquel que tiene una ideología política incompatible con la nuestra? ¿Cómo es posible que temas tan primitivos como la victoria de un equipo deportivo sobre el otro, nos impida ver que ese a quien estamos apaleando es nuestro amigo? ¿Cómo es posible que hayan verdaderas batallas campales en las calles tan solo porque no estamos de acuerdo con lo que marca la oposición? ¿Cómo es posible que existan familias enfrentadas a causa de esto, vecinos contra vecinos, hermanos contra hermanos? Y, ¿cómo es posible que no nos estemos dando cuenta del daño que esto nos está causando?

Ahora es el momento de cesar de morderse los labios, de gritar:  !Basta ya!. Basta de críticas entre extremos opuestos que jamás llegarán a encontrarse, basta de demagogos que no buscan más que su propio bienestar y que nos pretenden engañar con sus tretas. No os dejéis mentir, pero tampoco permitáis que otros decidan por lo que os merece la pena luchar. Y es que ellos iniciaron una guerra que pretenden que continuemos, pero sabed algo: no es mi guerra.
Y si decidís que debéis ser participes en todo esto, que sea porque habéis tenido criterio propio, habéis pensado por vosotros mismos y así lo habéis decidido; y no por el convincente discurso de otro charlatán que se cree en el derecho a decidir por lo que debemos o no luchar.

Y que vuestra vista al futuro no sea gris porque toda noche toca a su fin, en algún momento tiene que salir el Sol. Llegará el día que alguien se hará notar y pondrá una solución a cada problema, una verdad que corra las cortinas de las tinieblas que la mentira esconde; que no cause que la gente se enfrente sin parar a pensar, porque su aparición será la causa de que hemos sido capaces, por una vez, de recapacitar, de pensar por nosotros mismos, de forma individual sin dejarnos arrastrar. Y será entonces, y solo entonces, cuando toda esta lucha de verdad haya merecido la pena.


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