Por tus ojos dos lágrimas se vertían,
mientras tu ilusión exhalaba su último aliento.
Olvidado quedó el recuerdo de que nuestras almas se fundían,
para llegar al momento donde nos inundó el desconcierto.
Pues antes tus narcisos de mi rocío bebían,
más ahora les es prohibido jardín tan bendito.
Antes entre tus labios los míos se escondían,
más ahora no volverás a ver tan preciado momento.
Tu mirada se posa en la sonrisa que mi rostro tanto lucía,
y nunca pudo haber de mis ofrendas tan puro templo.
Fuimos dos aves que entre las cenizas siempre resurgían,
mas el Fénix se torno cuervo y en él, hallaron las llamas sustento.
Y ese es el recuerdo que nunca olvidarían,
las cenizas cubriendo el cielo de su gris ungüento.
Pero gris no era el color que en nuestra vida todo cubría,
donde la felicidad era mucho más que un mero cuento.
Aún presos de la inseguridad tus ojos saber ansían
cuál fue el motivo de tan desafortunado evento.
Y ambos entes que entre el dolor se debatían,
corrieron decididos y firmes al último encuentro.
-¿Por qué tan hermoso jardín vio que sus flores languidecían?
¿Por qué las sonrisas se tornaron llanto?
¿Por qué la lira cesó en su incansable canto,
para ver que dos sentimientos en su tumba llacían?
-Porque nuestras miradas que antes mucho decían
ahora, presas del anhelo, callan tanto.
Porque cuando de tus labios broto un "tanto te quiero"
de los míos, triste y pesadamente tan solo salió un: "te quise tanto".
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