Vivir tras un fantasma, tras la sombra de una ilusión. No hay nada peor que eso, nada peor que la certeza de que tus palabras una vez más están vacías pero a la vez en mi pecho tan llenas las siento. Veía clara la salida al final del túnel, pero al llegar al final del camino el recorrido se bifurcaba, ya no había una salida, no, había dos. Dos lugares llenos de luz y de paz pero, ¿qué paz llenará más mi alma?¿Cuál será la luz que deseo que bañe mi rostro? Tras cada interrogante me hundo en mi corazón, de allí es más difícil encontrar una salida, y al final con lo único que me quedo es con el silencio.
Contemplo tu rostro y me desarmas de toda convicción con tu sonrisa, de pronto me haces salir de esa seguridad y me llevas al desconcierto. Yo antes era feliz en tus brazos pero ¿y ahora? ¿Podrá mi corazón responder con cariño a la indiferencia?
¿Pero acaso hay algo más inútil que luchar contra tus sentimientos? Debatirme entre sollozos y lamentos contra algo que no puedo cambiar, no, esa ya no es mi solución. Luché por ti, puse toda mi fe en ti, incluso ahora, en silencio lo doy todo por ti. Porque nunca pierdo la esperanza, nunca ceso por mucho que me digan que desista. Pero no soy una necia, algo en mi interior me dice que merece la pena, que aún existe algo por lo que luchar, porque en el momento en que tenga la certeza de que no es así, sabré que de nada valen mis empeños.
Y seguiré aquí, seguiré luchando por recuperar, esa felicidad a la que tanto me gustaba acostumbrarme, esa mirada penetrante y esa sonrisa, hasta que mi corazón desista desgastado de tanto latir por ti.
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