Oh, ser pequeño y diminuto,
en el burbujeo de las olas
tu tímido gorgoteo suena.
Que tan fiel perteneces al mar que te confundes con su arena.
Centinela eres de la espuma,
protege y guarda su blancura.
Guíala entre la inmensa masa azul,
y que no desvíe su camino,
la blanca playa es su destino.
Tú, fiel servidor de Neptuno,
que por el azul mar existes,
y para el mar azul vives.
Las blancas sales, rojos corales
y verdes algas tus fieles aliados.
Tú, humilde criatura
que sobre el mar navegas,
que tus pupilas negras de secretos y misterios
siempre se ven llenas.
Tú, dueño de las mareas,
disfruta mientras puedas,
pues del mar y sus riquezas
no hallarás ahí eternamente
cuando al fin al tiempo y destino sucumban.
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